Historias de detectives by David Escamilla Imparato

autor:David Escamilla Imparato [David Escamilla]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: F
editor: SAGA Egmont
publicado: 2021-12-06T00:00:00+00:00

El caso del marido despechado

El 14 de abril de 1980, mientras el recientemente elegido Parlament de Catalunya se constituía en sesión plenaria, otros acontecimientos, más terribles aunque menos conocidos, se producían muy cerca del edificio existente en el Parque de la Ciudadela de Barcelona. Después del discurso pronunciado por el presidente Josep Tarradellas, quedó constituida la mesa de edad presidida por el diputado de más edad, el republicano Josep María Pableí, de 82 años, y el más joven, el diputado del PSUC, Marcel Planellas, de 24. Heribert Barrera, de Esquerra Republicana, fue elegido presidente del Parlamento dando lugar así a la primera sesión del Parlamento autonómico en la España posfranquista.

Era un gran día, pero al mismo tiempo se producía un luctuoso hecho que dio la vuelta al mundo por la espectacularidad y las implicaciones de un crimen digno del Chicago de los años treinta.

El diario El País contaba los hechos de esta manera: «Ramón Villacampa, abogado barcelonés, y Delfina Moraga, que era su clienta, resultaron muertos ayer por los disparos efectuados por el esposo de esta última, José Garzón. Los hechos sucedieron a las cuatro de la tarde en el despacho del abogado asesinado, cuando se encontraba despachando con la señora Moraga, a la que llevaba su separación matrimonial. —Y continuaba—: El señor Garzón se oponía a la causa de separación que tramitaba su mujer, por lo que había sido citado, junto con su abogado, en el despacho del letrado muerto».

La Vanguardia daba algunos datos más:«Según parecer del colega del abogado fallecido, el agresor hizo uso de un arma de fuego, una pistola Walter del calibre 7,65, que portaba durante la entrevista».

Según la reconstrucción de los hechos, a esa hora el marido, José Garzón, entraba en el bufete de Ramón Villacampa acompañado por su abogado defensor, y, sin que mediara discusión alguna, sacó la pistola e hizo dos disparos, el primero sobre el abogado contrario y el segundo sobre su mujer. El autor de los disparos huyó inmediatamente del lugar de los hechos mientras su abogado, atónito, se ocupaba de que las víctimas fueran trasladadas al hospital Clínico, donde ambas ingresaron cadáver. A pesar de la huida, José Garzón se entregaba poco después a la policía.

El asunto que debían tratar José Garzón y su esposa, junto con sus respectivos abogados, era la sencilla cuestión del régimen de visitas que el marido podría realizar a los hijos, que estaban bajo la tutela de la mujer. Delfina Moraga había ganado el proceso de separación de la pareja en fecha reciente y desde entonces, el marido se había quejado de supuestas dificultades para visitar a sus hijas, hasta el punto de que había presentado denuncias por las que a su juicio eran dificultades puestas por su esposa. Aunque el caso del homicidio no parecía mostrar ninguna dificultad para su resolución, lo cierto es que dos años antes, Vélez Troya había efectuado investigaciones que demostraban que la madre, Delfina Moraga, mantenía una relación de pareja con otra mujer, algo que a juicio del padre

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